LAS nuevas herramientas tecnológicas, como ordenadores o telefonía móvil, desarrollan un papel importante en el niño con discapacidad cerebral, ya que le facilitan la retroalimentación auditiva y motora de la que carece porque es la única forma, si el pequeño consigue leer y escribir, que va a tener de poder comunicarse sin ningún tipo de restricción lingüística. Así se expresa la profesora del Grado de Logopedia de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA)Covadonga Monte Río, que acaba de defender su tesis titulada Estrategias de lectura utilizadas por alumnos y alumnas con parálisis cerebral infantil, dirigida y tutorizada por las doctoras Ana Belén Domínguez Gutiérrez y Amparo Jiménez Vivas, respectivamente.
Su contacto laboral con niños con parálisis cerebral -primero como logopeda en la Asociación de Padres Paralíticos Cerebrales y Encelopatías Afines (Aspace) de Salamanca y actualmente como profesora en el Grado de Logopedia de la UPSA- la animaron a elaborar su tesis sobre las estrategias de lectura y escritura de los pequeños con este tipo de discapacidad.
Su trabajo, que no incluye a los afectados con retraso cognitivo, hace una revisión de la literatura que hay -en español muy poco, casi todos son artículos de Estados Unidos y Suecia– sobre la parálisis general en general y sobre cómo acceden los alumnos con parálisis cerebral a la lectura y a la escritura.
La idea de la tesis -asevera- fue pasarle una serie de pruebas de lectura, escritura y habilidades de metalenguaje -cómo los niños pueden manipular las palabras- a sesenta y un escolares de entre 6 y 17 años de Castilla y León y de Asturias que también se habían realizado con niños sin ese tipo de discapacidad y a niños sordos.
A partir de ahí, la investigación se ha centrado «en analizar los resultados de las experiencias realizadas a niños con parálisis cerebral, verificándose, en palabras de Covadonga Monte, que este tipo de personas tiene mayor dificultad para acceder a la lectura y a la escritura. De hecho, el nivel lector de los escolares con este tipo de discapacidad cuando terminan la escolaridad obligatoria coincide con el del segundo ciclo de Primaria -entre ocho y diez años.
También, esta profesora ha constatado que utilizan estrategias semánticas, es decir, leen algunas palabras que conocen y elaboran el significado de toda una frase a partir de ellas sin tener en cuenta las claves sintácticas y de ahí que «muchas veces fallen y no logren extraer el significado real de la oración.
Sonido y escritura
A todo ello, se une la gran dificultad que tienen para desarrollar los códigos fonológicos, que son los que permiten al niño comprender la correspondencia que hay entre una letra escrita y el sonido. De hecho, tardan cuatro años en hacerlo, cuando los niños sin discapacidad lo hacen en uno.
El análisis diferencia también los niños con parálisis cerebral teniendo en cuenta la gravedad de la disartria dificultades articulatorias, ya que cuanto mayor es la incidencia en los órganos donadores más problemas de acceso a la lectura y a la escritura existen.
De este modo, la profesora Covadonga Monte Río propone trabajar mucho con lo que tiene que ver con la estructuración sintáctica de las frases porque suelen olvidar la sintaxis, y con las habilidades de conocimiento fonológico, pero de forma específica y constante, así como favorecer el lenguaje oral dentro de lo posible, dado que cualquier mejora que el niño haga en su producción oral va a ser altamente rentabilizada en el aprendizaje de la lectura y escritura.
En los casos -añade- que no puedan desarrollar el habla hay que favorecer métodos de compensación, a través de la persona que esté con el niño por la necesidad de la retroalimentación auditiva y motora para saber y entender lo que está leyendo.
Precisamente, aquí entra el importante papel de las nuevas tecnologías, como ordenadores o telefonía móvil. Primero porque normalizan al niño con respecto a los demás y después porque le facilitan la retroalimentación auditiva y motora de la que carece. En definitiva, constituyen la única forma, si el niño consigue leer y escribir, que va a tener de poder comunicarse sin ningún tipo de restricción lingüística, concluye Monte Río.
por Covadonga Monte .